Frejolito/Lentejita, probablemente esta es la carta más difícil de escribir. Aquí las palabras salen igual que las lágrimas. Hace unas semana te di la bienvenida a este mundo. Lamentablemente hoy me tengo que despedir de ti.
El sábado pasado tu corazoncito se detuvo. El de Andrea y el mío también. Llegamos ansiosos a la clínica para hacer unos exámenes que descartarían problemas futuros para ti, pero tu ya estabas empezando la partida.
Frejolito/Lentejita, te extraño mucho. No sabes cuanto he deseado poder tenerte en mis brazos, secar tus lágrimas, reír contigo, caminar siempre a tu lado. Se qué sabes que mama y yo dimos lo mejor de nosotros para qué estés bien. Pero tu ya tenías un destino, una labor en estas semanas en las que estuviste con nosotros.
Hasta ahora no logró entender porque tuviste que partir, porque el destino tuvo que ser tan cruel con nuestra pequeña familia. Lo único que entiendo es que tu llegada y prematura partida me unió más a Andrea, hizo que los resentimientos y sentimientos malos desaparezcan. Que volvamos a soñar juntos.
Imagine en algún momento que la situación más difícil que pasaría contigo sería saber que sí eras Lentejita tendrías enamorado o que sí eras Frejolito ayudarte a como enamorar a la chica que te guste. Nadie me preparo para sentir este dolor tan grande. Pero como te dije antes, es un mundo difícil y nadie nace aprendiendo como actuar ante determinadas situaciones.
Hijito (a) mío, precioso. Siempre te tendré en mi corazón y pensamientos. Todo lo que hagamos en el futuro será para honrar tu breve, pero significativa, existencia. Algún día llegara un bebe, tu hermanito, al que le contaremos que tuvo un hermano mayor, que habría estado dispuesto a protegerlo, a ser su confidente, su compinche. Su amigo.
La vida de ambas familias fue marcada por tu llegada, pero más por tu partida. Se que llegara el día en el que te de el alcance y recuperaremos el tiempo. Jugaremos, reiremos, saltaremos, gritaremos, correremos. Haremos todo juntos. Como una familia.
Gracias por agarrarte fuerte. Gracias por ser valiente. Gracias por ser eternamente mi hijito bello. Perdóname si en algún momento demostré debilidad, si no te cuide como correspondería. Perdón por no llegar a cantarte «La chica tartamuda». Hice lo mejor que pude y habría dado más, pero tu frágil y, a la vez fuerte cuerpo, ya estaba destinado a partir.
Tengo que agradecerte por hacer que me de cuenta que tengo más gente cerca de la que creía. Que todos ellos también son tu familia.
Quiero pedirte una última cosa. Donde estés ayúdame a ser más fuerte, a poder superar tu partida y a formar la familia que sabes quise mostrarte.
Te amo Frejolito/Lentejita